El mayor desafío personal para los facilitadores
Facilitar es un rol de apoyo. Es un papel dentro de un grupo que ayuda a otros a sacar lo mejor de sí mismos: sus habilidades, conocimientos y capacidades. Por lo tanto, los facilitadores no contribuyen directamente al contenido de la discusión ni a las decisiones que se toman.
¡Noticia de última hora!
Como facilitador, no necesitas ser un experto ni siquiera comprender completamente el tema que se está tratando.
Sí, es cierto.
Desde mi experiencia personal, no comprender completamente un tema puede dar miedo. Pero en ocasiones, esto me ha ayudado a hacer mi trabajo, al obligarme a centrarme en los procesos del grupo, más que en el contenido de la discusión.
Para añadir un desafío extra, el rol del facilitador debe llevarse a cabo de la manera más discreta posible.
¿Por qué?
Porque cualquier acción del facilitador que desvíe la atención de la discusión consume tiempo y esfuerzo que podrían dedicarse a la propia discusión. Cada vez que el facilitador interviene, corre un riesgo: ¿ayudará o dificultará al grupo?
El desafío personal
“Pero quiero aportar ideas para ayudar al grupo a tomar una decisión.”
“Pero quiero usar mi conocimiento para ayudar al grupo a encontrar una solución.”
“No es muy satisfactorio que cualquier contribución que haga pase desapercibida.”
“¿Qué valor estoy añadiendo si no intervengo con frecuencia?”
¿De dónde puede venir la satisfacción del facilitador?
La respuesta debe venir principalmente de uno mismo: creer que has añadido valor, obtener satisfacción personal al ver que otros tienen éxito y, quizás, recibir ocasionalmente algún reconocimiento en el futuro.
Quizá el mayor desafío personal para los facilitadores es aceptar que, cuanto más exitoso eres, menos probable es que otros reconozcan y valoren tu contribución.
Grupo de facilitadores certificados sosteniendo orgullosamente sus diplomas del programa MTa Masterclass.